viernes, 24 de agosto de 2018

A LA DERIVA


Naufragué en mil mares. Luché contra aguas embravecidas y me alcé victorioso. Espanté al miedo cuando este intentó amenazarme y por mis manos, mil riquezas pasaron. Era un pirata temido por todos, envidiado por unos pocos. Pero cuando quise darme cuenta, yo mismo compadecía mi propia desgracia. Náufrago de tu ausencia, desarmado ante la arremetida de tu amor perdido. Temeroso de una soledad que me engullía como una ballena hambrienta. Ahora sé que la mayor riqueza que atesoraron mis manos, fuiste tú. ©


jueves, 16 de agosto de 2018

ES TIEMPO DE AHORA


Cuando el  mundo estalló en pedazos, los seres humanos quedamos divididos. De los soñadores osados fue el futuro, aquella tierra por siempre incierta. En el pasado quedaron recluidos todos los nostálgicos, que entre llantos y risas marchitas por el paso del tiempo, vivían sus descoloridos días.
Acorralados en el presente se encontraron los indecisos, donde el abismo del pasado susurraba a sus espaldas, las cuevas del futuro les prometían un mañana nuevo y frente a ellos, como un mar abierto a lo inesperado, quedaba ese salto de fe hacia lo inmediato, que llamaron el acantilado Carpe Diem.
También se hablaba de que entre los frondosos bosques del ahora, corrían sin descanso unos pocos valientes, que negándose a pertenecer a un solo momento y sin temor a los minutos, avanzaban por los inhóspitos caminos del destino con la esperanza de alcanzar un lugar lejos de los recuerdos tristes, la indecisión del sí o no y los sueños de un mañana, que quizá nunca llegarían a ser como esperaban.
Estos últimos se alzaron como héroes, líderes de una nueva generación de rebeldes, a los que el tiempo era incapaz de frenar. El miedo jamás atenazaba sus corazones, ni detenía el avance de sus actos impulsivos, caminaban desprovistos de escudos, con el pecho por delante y los ojos puestos en el frente, dispuestos a defender su credo, preparados para morir en nombre del “aquí y ahora”.
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